Enfócalos en su esfuerzo y en causas que ellos pueden controlar



Mantengamos presente que los niños con frecuencia internalizan nuestras expectativas sobre ellos. En respuesta a los mensajes que les damos, desde bien temprano en sus vidas los niños empiezan a desarrollar sus teorías personales respecto a si ellos pueden (o no pueden) tener éxito haciendo las cosas que son importantes para ellos y que ellos quieren conseguir. Nuestros mensajes a los niños siempre deben ser estimulantes y optimistas, enfocándolos en su esfuerzo y en causas o razones que ellos pueden controlar, en lugar de en causas externas fuera de su control o en habilidades que ellos tienen (o no tienen) y sobre las cuales poco pueden hacer. (Por ejemplo, nuestra inteligencia: nacemos con ella y es poco lo que podemos hacer para «cambiarla» o mejorarla). Hablemos con los niños sobre el importante rol que su esfuerzo personal tiene en mejorar las destrezas que actualmente poseen, reforzando la creencia de que ellos pueden alcanzar sus objetivos y metas a través del esfuerzo que realizan. Alentemos a los niños a percibir su éxito o su fracaso en las cosas que hacen evaluando ese éxito o fracaso en términos del esfuerzo estratégico o esfuerzo planeado que invirtieron en la tarea o en la destreza. Esto es, implementando un plan con pasos en secuencia y aplicando estrategias del aprendizaje específicas a esa destreza o tarea, el niño obtendrá un mejor desempeño.

 

 

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