¿Cómo hago mis lecciones más interesantes?



 

Compartimos con nuestros lectores ideas que contribuyen a hacer nuestras lecturas y lecciones de mayor interés para nuestros alumnos.

  • Incorporar el misterio y la sorpresa en nuestras lecciones. Preguntas como « ¿Qué viene después?», « ¿Qué ustedes creen que pasará aquí?» y « ¿Cómo creen que se resolverá esto?» no pueden faltar en nuestro repertorio. Como alternativa, podemos darles «pistas» que pueden usar para adivinar, entre otras cosas, lo que viene después o el objetivo de la lección.
  • Intercambiar  nuestras lecturas por conversaciones. No existe necesidad para que nuestras lecciones sean «pasivas». Podemos remediar esto envolviendo a nuestros estudiantes en una  conversación, de la misma manera que hacemos casualmente con nuestros amigos. Esto no necesariamente implica hacer más preguntas, pero sí requiere de un «cambio de estilo» donde el maestro y los estudiantes intercambian ideas de manera activa, sin limitar a los estudiantes a que exclusivamente respondan a lo que el maestro pregunta. 
  • Crear juegos de grupo; por ejemplo, hacer concursos de deletreo o matemáticas para practicar la ortografía o tablas de multiplicar.
  • Intercalar al menos una pregunta cada cinco minutos. Nuestras preguntas a los estudiantes son instrumentales en mejorar su aprendizaje. Cuando preparamos una lección, escribimos preguntas específicas que les queremos hacer a los niños, combinándolas con preguntas que anticipamos nuestros alumnos nos harán. Haciendo esto, aseguramos que haya una mayor participación por parte de nuestros alumnos, estimulando su aprendizaje activo. En lugar de empezar nuestra lección con una pregunta compleja y con diferentes capas (niveles), podemos usar una secuencia de preguntas que le van añadiendo profundidad y complejidad al tópico o tema en discusión. Durante nuestra planificación, siempre es una buena estrategia identificar los puntos o momentos en la lección donde queremos pausar para hacer preguntas y para que los niños las contesten. 
  •  Dar alternativas a los estudiantes, dejándolos que escojan entre 2-3 opciones a la vez. La próxima vez que planifiquen una actividad o lección, pueden añadirle un tablero (menú) de alternativas. Reproduzcan un diseño 3X3 o tic-tac-toe (ceros y cruces) y escriban nueve tareas distintas para que los estudiantes completen. Los estudiantes tienen que escoger tres tareas en sucesión o en línea para completar. De esta manera, no todos los estudiantes hacen el mismo trabajo, sino el trabajo que escogen. Esta a su vez es una ingeniosa herramienta para evaluar a nuestros alumnos respecto a lo que saben/no saben.
  • Usar menos repetición del material para abrir paso a más repasos del material. Podemos jugar un juego de repaso durante el cual presentamos la información de manera diferente a como lo hicimos la primera vez. La estrategia del 3-2-1 es una manera divertida de repasar el material. En sus libretas o tablones interactivos los estudiantes dibujan una pirámide y escriben tres cosas que aprendieron, dos cosas que pensaron fueron interesantes y una pregunta que todavía tienen.
  • Reír más y usar el humor con los estudiantes. El aprendizaje es cosa «seria» en el sentido de que es importante y valioso, pero eso no significa que tiene que ser «serio» (tedioso y aburrido) ni que no podamos disfrutarlo. Encontrarán que los estudiantes se interesan más y se relajan cuando el maestro se siente cómodo y relajado.
  • Hacer nuestras lecciones interactivas. Ya es hora de alejarnos del viejo modelo donde el maestro habla (y habla y habla…) en el medio del salón mientras los estudiantes parecen escuchar y toman notas. Si hay una manera de desconectar al estudiante de la lección, esta es esa manera. Existen actividades que nos ayudan a conectar al estudiante con su aprendizaje; entre otras, actividades cooperativas como el Jigsaw (rompecabezas) donde cada estudiante es responsable por su parte en una actividad de grupo. Otros ejemplos; los estudiantes pueden usar dinero para sumar y restar, pueden usar actividades de arte para facilitar su aprendizaje (hacer un mapa o dibujar una escena/evento) o pueden escribir un poema autobiográfico sobre una figura histórica. Las actividades tipo hands-on (prácticas y talleres) nos ayudan a alejarnos del viejo modelo donde somos los que impartimos toda la información, acercándonos al nuevo modelo interactivo donde todos en el salón somos co-exploradores de un mismo conocimiento.
  • Relacionar lo que estamos enseñando con las vidas (experiencias) de nuestros alumnos. Es importante crear una conexión entre nuestra lección y el mundo real de nuestros estudiantes. Esto contribuye a que los niños entiendan por qué tienen que aprender lo que les estamos enseñando; por ejemplo, «Estamos aprendiendo sobre dinero porque en nuestras vidas tenemos que saber cómo comprar comida y pagar nuestras deudas». Al darles una explicación directa, los estamos preparando para hacer una conexión entre lo que están aprendiendo en clase hoy y cómo van a usar esta información en el futuro.
  • Contar anécdotas relacionadas al tópico, aunque no necesariamente contesten las preguntas del tópico. Por ejemplo, si estamos enseñado las leyes del movimiento de Newton, podemos contar una historia relacionada a Newton. Puede que no tenga nada que ver con la lección actual, pero los ayudará a recordar los nombres y hará la lección más entretenida.  
  • Dejarlos que se muevan. Seamos honestos, a la mayoría de nosotros (adultos) no nos gusta estar sentados sin movimiento la mayor parte del día, entonces, ¿por qué exigimos que nuestros estudiantes lo hagan? Podemos darles tareas que incorporen movimiento; por ejemplo, dividirlos en equipos, permitirles que se paren cuando van a hablar y dejar que se muevan por el salón para ver lo que otros grupos están haciendo (dos-cuatro estudiantes a la vez). Nuestras lecciones de vocabulario o para enseñar conceptos nuevos pueden convertirse en lecciones de movimiento donde los estudiantes crean un movimiento que relaciona a la nueva palabra o concepto. En lugar del tradicional sí/no, las preguntas básicas pueden contestarse haciendo que los estudiantes vayan a diferentes esquinas del salón o dando una señal con el pulgar: pulgar arriba para «sí» y pulgar abajo para «no».   

 

 

También te puede interesar…

¡No dejes que se te duerman! Innovadoras estrategias para lograr que nuestros estudiantes presten atención — Para leerlo, haz clic en este enlace: IR AL ARTÍCULO

Ponlos a pensar: 48 preguntas que estimulan el pensamiento crítico en nuestros alumnos — Para leerlo, haz clic en este enlace: IR AL ARTÍCULO

Motivando al desmotivado: Estrategias de motivación para estudiantes apáticos  — Para leerlo, haz clic en este enlace: IR AL ARTÍCULO

Diferenciar o adaptar nuestras lecciones para responder a las diversas necesidades académicas de nuestros alumnos resulta más fácil de lo que parece ― Para leerlo, haz clic en este enlace: IR AL ARTÍCULO  

Pequeños cambios que hacen una gran diferencia: 50+ prácticas que impactan nuestra manera de enseñar ― Para leerlo, haz clic en el enlace: IR AL ARTÍCULO

Estrategias para que nuestros estudiantes entiendan ideas o conceptos nuevos — Para leerlo, haz clic en este enlace: IR AL ARTÍCULO

 

 

PREPARACIÓN DOCENTE > TEORÍAS Y MÉTODOS > PRÁCTICA Y PLANEACIONES > EVALUACIONES

 

Impresionante banco de preguntas para maestros

 

Tu banco de preguntas

Preguntas, preguntas y más preguntas para planificar y enriquecer nuestras lecciones, desarrollar el pensamiento crítico, evaluar el aprendizaje y retar a los niños

 

La pregunta pedagógica como base del aprendizaje. ~ Toda enseñanza y aprendizaje descansan fundamentalmente en la habilidad del maestro para hacer buenas preguntas. «Tu banco de preguntas» es una potente herramienta pedagógica que depende primariamente del uso de buenas preguntas en el aula para maximizar el aprendizaje de nuestros estudiantes. Nuestras preguntas a los estudiantes tienen el potencial de mejorar su interés y motivación, por ende, fortaleciendo la ejecución académica de los niños. Las buenas preguntas son la clave para más y mejor adquisición de conocimientos, facilitando el aprendizaje a través de discusiones activas entre los estudiantes. Con buenas preguntas, nuestros alumnos se convierten en pensadores, desarrollando importantes competencias académicas como perseverancia, toma de decisiones y creatividad, entre muchas otras. Son nuestras buenas preguntas las que, con paciencia y diligencia, maniobran a los estudiantes a través del importante proceso del aprendizaje activo, en otras palabras, nuestros estudiantes aprenden a ser metacognitivos, «pensando sobre su propio pensamiento» en orden de contestar, y de hacerse, preguntas que los impulsan hacia el aprendizaje permanente. Las buenas preguntas ayudan a estructurar el pensamiento de nuestros estudiantes. Cuando los estudiantes estructuran su pensamiento, un mejor aprendizaje, estable y significativo, ocurre. «Tu banco de preguntas» da al docente la capacidad de elevar su discurso pedagógico a un nivel óptimo, llevando a nuestros estudiantes a pensar de manera crítica y creativa. La buena pregunta estimula a nuestros alumnos a analizar, a resumir, a sintetizar, a aplicar, a evaluar… Nuestras preguntas son ilimitadas, de la misma manera que las cosas que nuestros estudiantes pueden lograr son ilimitadas. ~ Con nuestras preguntas de propósito guiamos a los estudiantes a definir su trabajo o tarea. Nuestras preguntas de información, por su parte, los fuerzan a escudriñar sus fuentes de información, prestándole particular atención a la calidad de esa información. Las preguntas de interpretación, por otro lado, obligan a los estudiantes a examinar cómo están organizando la información, o cómo le están dando significado a la información. Con nuestras preguntas sobre sus opiniones y suposiciones los llevamos a examinar esas cosas que los estudiantes dan por sentado. Las preguntas de implicación los obligan a seguir el curso de su pensamiento para reconocer en qué dirección va su pensamiento. Nuestras preguntas sobre sus puntos de vista conducen a los estudiantes a analizar su perspectiva o punto de vista personal, así como puntos de vista ajenos (de otras personas). Las preguntas de relevancia o importancia ayudan a nuestros estudiantes a discriminar lo que es y lo que no es importante en el tópico. Las preguntas de certeza toman en consideración la ausencia de errores en orden de evaluar y probar la veracidad de la información. Con nuestras preguntas de precisión estimulamos a los estudiantes a dar detalles y a ser específicos. Las preguntas de consistencia los obligan a examinar su pensamiento (y el pensamiento de otros) en busca de contradicciones. Finalmente, nuestras preguntas de lógica conducen a los estudiantes a considerar la manera en que están juntando diferentes ideas, esto es, a considerar la totalidad de su pensamiento para asegurarse de que todo haga sentido. ~ Relevante para todas las áreas de contenido y niveles, este valioso instrumento incluye una extensa colección de preguntas con sobre 3,000 preguntas divididas en más de 80 categorías. Preguntas, preguntas y más preguntas para planificar y enriquecer nuestras lecciones, desarrollar el pensamiento crítico, evaluar el aprendizaje y retar a los niños.

Si existe un recurso que todo maestro debe tener en su biblioteca personal para fácil y rápido acceso, «Tu banco de preguntas» es ese recurso.

 

6X9        255 páginas

$9.99 USD/Edición Digital (Kindle)        $21.99 USD Edición Impresa

**Puedes leer este libro gratis en la aplicación Kindle de Amazon**

 

Para una vista previa (Look Inside), haz clic AQUÍ

Para su edición impresa, haz clic AQUÍ

Para su edición digital (Kindle), haz clic AQUÍ

 

 


 

 

 



 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Cuando enseñamos estrategias de aprendizaje a nuestros alumnos, los empoderamos

35 preguntas que ayudan a nuestros estudiantes a conectar con el texto que están leyendo

Más allá del examen: 24 preguntas para evaluar el progreso de nuestros estudiantes